Metidos en Carretera
El domingo 1 de septiembre de 2024, asistimos nuevamente al encuentro que realizamos anualmente varios aficionados a la carretera y su historia, algunos de ellos administradores de páginas, blogs o perfiles en redes sociales amigos relacionados con los caminos de ayer, de hoy y de siempre. En esta ocasión, el lugar de encuentro seleccionado fue la histórica ciudad de Arévalo, en la provincia de Ávila, fundada en la Edad Media junto a la confluencia de los ríos Adaja y Arevalillo. La localidad, conocida como la ciudad de los cinco linajes, fue atravesada por la carretera nacional radial N-VI, de Madrid a La Coruña, y sus caminos antecesores, hasta la construcción de una variante a mediados del siglo XX.
Este VI Encuentro Carreteros supone la continuación de la tradición iniciada en mayo de 2017, con una primera visita a los puentes de Castrogonzalo en Benavente.
Los asistentes al VI Encuentro Carreteros en el arco de Medina de Arévalo. Fuente: CarreterAStur
Nos dimos cita en Arévalo, Jacobo, Javier, Alejandro, Javier, Guille, Manu, Xosé Luis, Carlos, Pablo, Jorge, Adrián, Tomás y Ángel. Echamos de menos a otros compañeros que no pudieron asistir por diversos motivos, a los esperamos ver en próximos encuentros. Aunque las páginas que administran algunos de ellos sin duda son conocidas por el lector, el acceso a las mismas se encuentra disponible en el siguiente enlace.
Cartel de información turística de la Junta de Castilla y León en el acceso sur a Arévalo por la CL-605. Fuente: Metidos en Carretera
Existe una larga vinculación histórica de Arévalo con las comunicaciones entre el noroeste y la zona central, sudoriental y meridional de la Península Ibérica. Su consolidación como lugar de paso se evidencia en la Baja Edad Media con la reconstrucción del puente de de San Pedro o de Valladolid y la edificación de los puentes de los Barros y Medina.
Imagen del puente de San Pedro o de Valladolid, en su entronque con la muralla, que continuaba hacia el castillo de Arévalo. Fuente: Metidos en Carretera
En aquella época, Arévalo era un punto neurálgico en los largos desplazamientos por la Península de la ganadería transhumante, con varias cañadas, cordeles, veredes y coladas que discurrían por el núcleo urbano o sus inmediaciones, entre las que destacan la Cañada Real Leonesa Occidental, la Cañada Real Coruñesa y la Cañada Real Burgalesa.
Indicador de la calle Cañada Real Burgalesa en Arévalo. Fuente: Metidos en Carretera
El "Reportorio de todos los caminos de España, hasta ahora nunca visto, en el que hallará cualquier viaje que quiera andar muy provechoso para todos los caminantes", elaborado por el valenciano Pedro Juan Villuga en 1546, incluyó cinco itinerarios que tenían la localidad como punto de paso: camino de carros de Toledo a Valladolid, Toledo a Medina del Campo, Alicante a Santiago de Compostela, León a Sevilla y Zamora a Sigüenza. De igual manera, en 1576, Alonso de Meneses describe en su "Repertorio de caminos" cuatro rutas que discurrían por Arévalo: Zamora para Sigüenza, Medina del Campo para Toledo, Sevilla para León y Santiago para Alicante.
Por otro lado, el "Reglamento General para la dirección y gobierno de los oficios de Correo Mayor y Postas de España" de 1720, sitúa en la "Villa de Arévalo" una parada de postas, común a las carreras establecidas entre Madrid y La Coruña, Pontevedra pasando por Orense, Santiago y Salamanca.
Las obras de la nueva carretera del puerto de Guadarrama, vía de comunicación entre las dos Castillas, finalizaron en 1749 durante el reinado de Fernando VI, como atestigua la placa del monumento levantado en la coronación del puerto, que da nombre al alto del León. Posteriormente, ya en época de Carlos III, se incluyó su prolongación en el Real Decreto de 10 de junio de 1761, que ordenaba la construcción de "Caminos rectos, y sólidos en España, que faciliten el Comercio de unas Provincias á otras, dando principio por los de Andalucia, Cathaluña, Galicia, y Valencia", aunque las obras del tramo correspondiente a Castilla la Vieja se retrasaron hasta bien entrado el siglo XIX. Así, todavía en 1820, la "Memoria de la Comisión de Caminos y Canales" indicaba que todavía no se había determinado si el trazado debía discurrir por Valladolid y Medina de Rioseco, o por Medina del Campo. Esta indecisión persistió hasta 1833, cuando por Real Orden se seleccionó la ruta por Arévalo, Medina del Campo, Rueda, Tordesillas y Benavente, a la vez que se decretó que empezaran las obras "por los medios mas expeditos". Sin embargo, hubo que esperar a agosto de 1841 para que se aprobara una Ley que autorizaba un empréstito de ocho millones de reales para habilitar la travesía de Castilla de esta carretera, lo que permitió subastar en febrero del año siguiente las obras de los 19 trozos en que se dividió el recorrido entre Adanero y Astorga.
Señalización de Arévalo como conjunto histórico-artístico en su acceso noroeste. Fuente: Metidos en Carretera
El tomo II del "Diccionario geográfico-estadístico-historico de España y sus posesiones de ultramar" de Pascual Madoz describe 1845 de la siguiente manera la situación de los caminos de Arévalo:
"Pasa por esta v. y su térm. la calzada de Galicia á Madrid, que por hallarse bastante deteriorada se empezó á construir nueva, por órden del gobierno en el año 1842; hay ademas caminos provinciales y los de pueblo á pueblo, todos abandonados y en su estado natural segun el terreno".
El Plan General de Carreteras de 1860 incluyó la carretera de primer orden de Segovia a Arévalo y la de segundo orden de Arévalo a Salvadiós. Cuatro años después, el Plan General de 1864, desvió el trazado de esta última hacia Madrigal, aunque también planificó una carretera entre Salvadiós y Aldeaseca. Por otro lado, clasificó la carretera de Segovia a Arévalo como de segundo orden. Estas vías se incorporaron al camino comarcal C-605 de "Segovia a Zamora, por Arévalo", conforme a la sistematización de la red definida en el Plan General de Obras Públicas de 1939.
Precisamente, durante el periodo de vigencia de este Plan, en abril de 1944, la Jefatura de Puentes y Estructuras convocó el concurso de los destajos para la ejecución de las obras del "Puente sobre el río Adaja en el camino nacional de Madrid a La Coruña y El Ferrol del Caudillo", actuación que desviaría por una variante el intenso tráfico de la carretera N-VI, que hasta entonces discurría por la travesía de Arévalo. Para resolver el cruce sobre el cauce, aguas debajo de su encuentro con su afluente, el río Arevalillo, se construyó una estructura formada por una sucesión de arcos de hormigón con tímpanos aligerados por una batería de arcos del mismo material, solución estructural habitual en la época. La lentitud con que se desarrollaron los trabajos, a causa de las dificultades existentes para el suministro de los materiales, obligó a la aprobación en julio de 1945 de un Decreto por el que se otorgaba prioridad a los pedidos destinados a una serie de obras entre las que ésta se encontraba.
Imagen de uno de los arcos del puente sobre el río Adaja de la variante de la N-VI, actualmente utilizado por una de las calzadas de la autovía. Fuente: Metidos en Carretera
La escasa afección del crecimiento urbano al trazado de la variante de Arévalo permitió su aprovechamiento como una de las calzadas de la nueva autovía del Noroeste cuando el Plan General de Carreteras 1984-1991 incluyó la realización del tramo Adanero-Benavente en el itinerario de la N-VI. Las obras de la "Autovía del Noroeste. CN-VI, de Madrid a La Coruña, puntos kilométricos 110,500 al 155,997. Tramo: Adanero-Medina del Campo (sur) (Clave: 1-AV-278/1-VA-324)" se adjudicaron en agosto de 1988 y se extendieron hasta el segundo trimestre de 1991 cuando se concluyó, precisamente, el subtramo correspondiente a la variante de Arévalo.
El antiguo trazado de la N-VI, que había quedado integrado parcialmente en la carretera C-605, recibiendo el tramo restante al norte de la población la denominación AV-810, fue transferido a la Junta de Castilla y León en 1984.
Cruce del antiguo trazado de la N-VI sobre el ferrocarril Ávila-Medina. Fuente: Metidos en Carretera
La Consejería de Obras Públicas y Ordenación del Territorio adjudicó en febrero de 1987 las obras de "Acceso a Poblaciones C-605, p.k. 125,752 al 127,132 Tramo: Nuevo acceso a Arevalo (Clave: 3.1-AV-1)", que consistieron en la construcción de una variante parcial para la carretera C-605 en el tramo más problemático de la travesía, correspondiente al casco antiguo de la población, e incluyó la construcción de un nuevo puente sobre el río Arevalillo como alternativa al histórico puente de Medina.
Vista del puente sobre el río Arevalillo en el nuevo trazado de la carretera CL-605. Fuente: Metidos en Carretera
Entre las actuaciones autonómicas destaca igualmente la "Mejora de accesos C-605 (actual CL-605) de Segovia a Zamora por Arévalo. Tramo: Accesos a Arévalo. p.k. 57,053 al p.k. 57,700 (Clave: 3.1-AV-6)", adjudicada en mayo de 2004 y puesta en servicio en marzo de 2007, que incluyó la construcción de una nueva estructura sobre el río Adaja paralela al antiguo puente de San Julián, en el acceso sur a la población, y un paso inferior empujado bajo el ferrocarril Madrid-Irún.
Imagen del puente de San Julián y de la nueva estructura construida para el paso de la carretera CL-605 en el acceso sur a Arévalo. Fuente: Metidos en Carretera
El punto de encuentro se estableció junto al paso fluvial del río Arevalillo. Entre los saludos de los asistentes que ya habían acudido en anteriores ocasiones y las presentaciones de los que venían por vez primera, se intercambiaron impresiones sobre los lugares relacionados con el patrimonio histórico viario visitados o descubiertos en el viaje que nos había llevado a Arévalo desde puntos muy variados de la geografía española.
Dada la extensión de la ciudad, la visita se centró en la zona occidental del casco histórico, delimitada por la ribera derecha del río Arevalillo, por lo que tuvimos la oportunidad de visitar varios puentes, construidos en distintas épocas para cruzar el cauce fluvial. Dado su interés histórico, también visitamos el puente de Valladolid sobre el río Adaja, situado al norte de la población.
Acceso al paseo fluvial del Arevalillo junto al puente de los Lobos de la carretera CL-605. Fuente: Metidos en Carretera
El puente de los Lobos marcó el inicio de nuestro paseo por el paseo fluvial del Arevalillo. La estructura se construyó a finales de los ochenta para permitir el paso sobre el río del nuevo trazado de la carretera C-605, que evitó el paso de esta vía por el casco antiguo de la población y el histórico puente de Medina. Consta de una viga cajón continua de cuatro vanos, formada por dovelas prefabricadas de hormigón pretensado y canto constante, que cruza el cauce en su vano central con un ángulo oblicuo. Las pilas cuentan con doble fuste rectangular rematado con un dintel sobre el que se apoya el tablero.
Imagen del puente de los Lobos. Fuente: Metidos en Carretera
En este tramo del paseo fluvial encontramos unos restos de fábrica señalizados como el arranque de un puente postmedieval y el acceso al molino de Valencia.
Restos del arranque del puente postmedieval. Fuente: Metidos en Carretera
Uno de los asistentes se dirige a los restos del molino de Valencia. Fuente: Metidos en Carretera
La senda nos llevó al puente de los Barros, construido en el siglo XII. Permitía el paso sobre el río de las Cañadas Reales Coruñesa y Leonesa Occidental. De estilo mudéjar, está formado por un único arco ojival con triple arquivolta de ladrillo en sus emboquilles, enmarcado en alfiz por sendos machones laterales de ladrillo y un friso de esquinillas bajo una imposta de ladrillos en sardinel. Tanto los tímpanos como las manguardas, están formados por una sucesión de cajones de mampostería y verdugadas de ladrillo a soga.
Los asistentes al VI Encuentro Carreteros se dirigen al puente de los Barros. Fuente: Metidos en Carretera
Vista del puente de los Barros. Fuente: Metidos en Carretera
En las inmediaciones, se encuentra al puente de Medina, punto de interés destacado en el recorrido. Construido en el siglo XIV, sus arcos apuntados, enmarcados en alfiz y con arquivoltas múltiples en los tres centrales, de 12 y 11 m de luz, permiten inscribirlo, al igual que el anterior, en el estilo mudéjar. Se trata de una estructura de 20 m de altura máxima y 140 m de longitud, dividida en cuatro vanos y un arco ciego de descarga, que conserva la anchura original en su plataforma superior, al no haber sido objeto de ampliaciones.
Los asistentes al VI Encuentro Carreteros visitan el puente de Medina. Fuente: Metidos en Carretera
Imagen de la plataforma superior del puente de Medina. Fuente: Metidos en Carretera
Fue declarado en 1983 monumento histórico-artístico, de carácter nacional.
Detalle de una de las bóvedas del puente de Medina. Fuente: Metidos en Carretera
Señalización del puente y arco de Medina. Fuente: Metidos en Carretera
Además de su función viaria, se le atribuye un carácter defensivo, dado que cuenta con unos pasadizos en sus pilares y unas galerías que ascienden por el interior de la obra de fábrica y fueron objeto de atención durante la visita.
Los asistentes al Encuentro observan los accesos a los pasadizos y galerías en una de las pilas del puente. Fuente: Metidos en Carretera
En los accesos al puente todavía se pueden encontrar varios carteles colocados por la Junta de Castilla y León en la década de los ochenta.
Cartel colocado en 1986 por la Junta de Castilla y León en el acceso al puente. Fuente: Metidos en Carretera
Los asistentes observan uno de los carteles colocados en 1986 por la Junta de Castilla y León. Fuente: Metidos en Carretera
En la margen izquierda del río se erige la ermita de la Caminanta, un pequeño templo de estilo renacentista erigido a la Virgen del Camino en el siglo XVI por orden del regidor de la villa, Miguel Sánchez. Se trataba de uno de los abundantes humilladeros que jalonaban nuestros caminos, principalmente cercanos a las poblaciones, e invitaban al viajero a encomendarse a Dios al iniciar su recorrido o a agradecer la llegada una vez finalizado. En este punto, convergían la Cañada Real Coruñesa, la Cañada Real Leonesa Occidental, el cordel de Salamanca a Campo Zálvaro y la vereda de Lavajuelos.
Vista de la ermita de la Caminanta. Fuente: Metidos en Carretera
También en las inmediaciones del puente de Medina, se levantó en el siglo XVIII el arco conmemorativo homónimo, de estilo neoclásico aunque todavía exhibe ciertos rasgos de otras construcciones mudéjares cercanas.
Imagen del arco de Medina. Fuente: Metidos en Carretera
El arco nos sirvió como noble acceso al centro histórico de la ciudad, donde vimos la iglesia de Santa María, construida entre finales del siglo XII y principios del XIII, cuyo aparejo presenta claras similitudes con el del coetáneo puente de los Barros.
Imagen de la torre de la iglesia de Santa María. Fuente: Metidos en Carretera
A continuación atravesamos la plaza de la Villa, presidida por el citado edificio y las torres de la iglesia de San Martín, y nos dirigimos al puente de San Pedro o de Valladolid, sobre el río Adaja, situado junto a la carretera de Donhierro (SG-413).
Vista de las torres de la iglesia de San Martín en la plaza de la Villa. Fuente: Metidos en Carretera
La estructura, de estilo también mudéjar, tiene una longitud de 107 m y cuenta siete arcos ojivales, construidos durante la repoblación de Arévalo entre los siglos XII y XIV, con múltiples arquivoltas de ladrillo y arranques de sillería de granito.
Imagen del puente de San Pedro o de Valladolid. Fuente: Metidos en Carretera
Los asistentes al VI Encuentro Carreteros en el puente de San Pedro o de Valladolid. Fuente: Metidos en Carretera
Estos sillares son considerados por algunos autores como el inicio de arcos de medio punto, lo que les ha llevado a atribuirles origen romano. Sin embargo, también es posible que se adoptara esta disposición constructiva para proteger el arranque de los arcos de la corriente del río.
Detalle de uno de los arcos del puente de San Pedro o de Valladolid. Fuente: Metidos en Carretera
En cualquier caso, el puente fue objeto de una su restauración durante el reinado de Carlos III, a causa de los daños provocados por una riada acaecida en 1778, tal y como testimonia una placa dispuesta en el reverso del panel informativo del puente, instalado tras su reciente rehabilitación, que le ha permitido salir de su estado de ruina.
Placa que testimonia las obras de restauración del puente durante el reinado de Carlos III. Fuente: Metidos en Carretera
Al igual que la iglesia de Santa María, el aparejo de la puerta de Alcocer también presenta similitudes con el de los puentes mudéjares visitados.
Vista de la puerta de Alcocer. Fuente: Metidos en Carretera
En la plaza de Isabel la Católica encontramos una agrupación de tres antiguos carteles indicadores de "teléfono", "telégrafos" y "correos".
Antigua señalización en la plaza de Isabel la Católica. Fuente: Metidos en Carretera
Tras abandonar el centro histórico, en la travesía de la AV-804 de "Ávila (N-501) a Arévalo", encontramos un hito kilométrico conforme al diseño definido en la Orden de la Dirección General de Obras Públicas de 15 de octubre de 1861, que, según los mapas topográficos históricos, corresponde al kilómetro 45 de la antigua carretera de tercer orden de la "carretera de Villacastín a Vigo a Arévalo". Quedó incluida en el Plan de Carreteras del Estado, junto a la conexión de Ávila con Arévalo por Mingorría, Velayos y Pajares (actual N-403), por Ley de 1898, conforme al procedimiento previsto en el Plan de 1877, que dio lugar a las denominadas "carreteras parlamentarias", término peyorativo empleado para designar a la gran cantidad de vías propuestas, elevadas en la mayor parte de los casos por los parlamentarios con intención de obtener beneficios para su circunscripción electoral, más que por criterios de necesidad real.
Los asistentes observan el hito kilométrico de la carretera de la de Villacastín a Vigo a Arévalo. Fuente: Metidos en Carretera
Aunque sus dos primeros trozos se ejecutaron en los años posteriores, los tres últimos todavían figuran en la relación de "carreteras urgentes" incluida en el Plan de 1914 y su revisión de 1916.
El hito se ubica en la margen izquierda de la carretera según el sentido de su denominación, disposición habitual en la época, como indica Manuel Pardo en su manual "Carreteras", testimonio de las técnicas de la ingeniería viaria de finales del siglo XIX y principios del XX.
Imagen del hito kilométrico conforme al diseño definido en la Orden de de 15 de octubre de 1861. Fuente: Metidos en Carretera
Después de este instructivo paseo, nos dirigimos a uno de los restaurantes de la ciudad para disfrutar de un apetitoso menú, en el que no faltó el afamado cochinillo de Arévalo. La comida discurrió en un ambiente agradable con conversaciones sobre la conservación del patrimonio viario y otros temas variados, algunos relacionados con la carretera y el automóvil. En ellas se destacó la relevancia de la reciente publicación "Identificación, análisis y valoración patrimonial de las carreteras históricas españolas de titularidad estatal. Metodología y avance de resultados", editada por la Dirección General de Carreteras en 2023, para avanzar en la implicación de las administraciones en la conservación del patrimonio viario.
Finalmente, llegó el momento de la despedida y regreso de los asistentes a nuestros lugares de origen, tras un nuevo día, demasiado corto pero inolvidable, reconociéndonos inmensamente afortunados por poder compartir nuestra afición por la carretera con estas extraordinarias personas. Gracias a todos y hasta la próxima...
Muy pronto todas las ciudades estarán más cerca (MOPU, 1985)
Real decreto aprobando el Plan general de carreteras del Estado (Gaceta de Madrid 13-09-1864)
Plan General de Obras Públicas. Tomo I. Caminos (Comité Directivo de Obras Públicas, 1940)
VI Encuentro Carreteros: Arévalo (2024) (Blog Carreteras en el Tiempo, 3 de septiembre de 2024)
Última actualización: 3 de septiembre de 2024
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